CUERPO DE GORRIÓN
Oíamos crecer las plantas del parque
y el cuerpo del gorrión se derramada
[en el aire y en la vista ,
en ascenso de infancia tras el hospital,
aleteando la luz bajo la metamorfosis
[de los muertos.
A saltitos, lo mirábamos abrirse senda en aquel
césped seco o luminoso
y nombrar era quedarse en el vientre materno (la sacudida),
aunque se narrara el abismo y la soledad fría de los sótanos:
«Para sobrevivir nos refugiamos en el olvido (ojos) y le pusimos aire a la primera ola de mar, apenas se fijaron nuestros perfiles a las aceras: el blanco sucio, la caballera en fuga …» (16-04-2007). ¿ El grito tan violeta del silencio ? Y el cuerpo del gorrión derramándose en el aire y en la vista, en ascenso de infancia tras el hospital, aleteando la luz bajo las metamorfosis de los muertos.
Pero no por desconocernos dejamos de soñar, soñar sin tregua,
hasta la fatiga,
hasta las entrañas.
¿Nos apagaremos como luciérnagas
o trenes en la madrugada?
¿Nos convertiremos
en lo que hemos criticado?
¿Nos cruzará el agua soleada
del rayo que rompió la noche?
¿Habrá otros nombres pero serán
el mismo nombre?
¿Habrá más veranos adolescentes
pero serán el mismo verano?
Bailamos hasta que la gente se vaya, si algo se aprende al enfermar es que el dolor no enseña nada.